Para aquellos que el taoísmo se convierte en una fuente de comprensión de la existencia y de conciencia plena del mundo, los ejercicios de contemplación tienen una “herramienta” fundamental que es el Tan.
El Tan es una Mesa o Repisa en la cual se ubican elementos o símbolos propios del Taoísmo, a fin de originar un espacio sagrado en el cual confluyen las mejores energías del ambiente y a su vez posea la intimidad necesaria para nuestras prácticas o bien nuestro relax. Se sugiere que, en el caso de una mesa, esta sea de forma rectangular y angosta, preferiblemente de madera, realmente no muy grande y de una altura diferente a otras que pueda haber en el ambiente. Se puede cubrir con un mantel, en el caso de no tener la madera algún tallado alusivo, de colores oscuros.
Este “altar” de particulares características generalmente es ubicado según reglas generales del Feng Shui: debe mirar al Norte o al Este, apoyando el mismo contra una pared; nunca en pasillos, garaje, baños, o donde la agitación de las tareas cotidianas pueda alterar por lo menos el sentido que se quiere otorgar. Cuando el lugar es limitado, se procede a elegir el rincón menos perturbado; en esta situación, una pequeña repisa es una efectiva solución. Por supuesto el hecho de ser sensible a las energías más serenas del ámbito de nuestro hogar, puede ser determinante a la hora de instalarlo.
Previo a la colocación de nuestro Tan, limpiar especial y detalladamente el lugar, luego inciensario, pudiendo esto ser reemplazado por aromas florales (preferiblemente fuertes y dulces). Aunque la luz no llegue al Tan, la energía si se dispersará por el ambiente.
Es innumerable los elementos que se pueden colocar. Es conveniente colocar en un principio solo tres (por ejemplo un estandarte, imagen o cuadro de fondo, una estatuilla o una roca natural y un inciensario) agregando después otros elementos. El tan es un lugar donde velas (nunca mas de cinco), jarrones con flores, un plato con frutas o un pote con té (que permanecerán de una a mas lunas, para después consumir) no deben faltar. Las personas con fe religiosa determinada debe tener en el tan el mejor lugar para colocar estas y decir sus oraciones, pues el mismo es una herramienta no solo para el intelectual o el agnóstico.
Los Taoístas religiosos (Huang Lao, Tien Tao u otras congregaciones) tienen un significativo número de imágenes desde los Ocho Inmortales, Guan Di, Guan Yin, talismanes diversos y demás. Los taoístas no religiosos (Dao Jia) prefieren cuadros con pinturas naturistas, caligrafía o retratos de personajes referentes como Lao Zi o Zang Sanfeng, así como fotos de familiares fallecidos muy queridos. La lista posible varia con el estado espiritual, anímico o intelectual del poseedor del Tan.
Los objetos que se colocan en el Tan no deben ser manipulados por extraños, ni cambiados arbitrariamente de lugar; serán limpiados simplemente con agua en forma esporádica y por las personas que lo establecieron. El tan es un lugar de recogimiento y no de exhibición y así se debe proteger. Una vez ubicados los objetos iniciales se procede a realizar una primera contemplación, se enciende el incensario o vela elegida para el ejercicio y se vuelven a repetir los pasos antes mencionados.
El Tan es sencillamente una señalización en nuestro camino diario para recordarnos que debemos reencontrarnos siempre con nosotros mismos, pues esto define la sacritud de nuestro ser y reafirma el valor de la existencia y fortalece la energía para ser útiles a nuestra comunidad.
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